por: María Fernanda Pérez
15/07/2025 | 8:30 pm
HBO
La inquietante historia de Amy Carlson, una mujer que se autoproclamó como la «Madre Dios» y lideró un grupo calificado como secta, ha resurgido en el debate público, arrojando luz sobre los peligros y las complejidades de los movimientos religiosos alternativos. Este culto, conocido como «Love Has Won», representa un capítulo sombrío en la búsqueda de sentido y pertenencia en la era digital.
«Love Has Won» emergió de las profundidades de internet, atrayendo a seguidores con promesas de iluminación y una «salida del mundo 3D». Amy Carlson, antes de su transformación en figura mesiánica, era una gerente de comida rápida que construyó su narrativa a través de manifiestos online y transmisiones en vivo. Sus enseñanzas eran una mezcla ecléctica de espiritualidad New Age, teorías conspirativas y reinterpretaciones distorsionadas de doctrinas religiosas tradicionales.
Dinámicas internas y control
El culto operaba bajo una estructura de control donde Carlson, junto a sus «Padres Dios», ejercía una influencia considerable sobre sus seguidores. Los testimonios de exmiembros revelan cómo se vieron arrastrados a esta estructura de creencias extremas, sacrificando a menudo sus vidas personales y fortunas. Estos relatos son un escalofriante recordatorio de la vulnerabilidad humana y cómo la fe puede ser manipulada hasta límites insospechados. La narrativa del grupo justificaba el aislamiento y la dependencia total de sus miembros, creando un ambiente donde la disidencia era rápidamente reprimida.
El trágico declive de la «Madre Dios»
Uno de los aspectos más perturbadores de la historia de «Love Has Won» fue el deterioro de la salud de Amy Carlson. Su progresivo declive físico fue integrado en la narrativa del culto, interpretado por sus seguidores como un «sacrificio» divino necesario para la ascensión de la humanidad.
El trágico epílogo de la historia del culto se materializó en abril de 2021, cuando la policía del condado de Saguache en Colorado acudió a una residencia en la pequeña localidad de Crestone tras un aviso sobre un cadáver. Lo que los agentes encontraron en una habitación de la casa fue un espeluznante «santuario» improvisado. En el centro, yacía el cuerpo momificado de Amy Carlson, envuelto en un saco de dormir y decorado de forma grotesca con luces de Navidad. Las autoridades detallaron que el cadáver tenía purpurina alrededor de los ojos, que estaban hundidos, y se notaba un avanzado estado de descomposición. La escena era el sombrío resultado de la creencia de sus seguidores de que Amy no había muerto, sino que había «ascendido» a una dimensión superior y que su cuerpo, al que habían transportado desde Oregón, era un recipiente que esperaba la «evacuación galáctica». El hallazgo condujo al arresto de siete miembros del grupo por cargos de abuso de un cadáver.