por: María Fernanda Pérez
20/06/2024 | 6:00 pm
BBC
En las profundidades de la Guerra Fría, la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de Estados Unidos emprendió un proyecto conocido como MK-Ultra, una iniciativa clandestina cuyo objetivo era desentrañar los misterios de la mente humana y desarrollar técnicas para controlarla. Así, la CIA orquestó una serie de experimentos inhumanos que infligieron un sufrimiento incalculable a miles de víctimas inocentes.
Los orígenes de un programa siniestro
El MK-Ultra se remonta a 1953, en medio del clima de paranoia y desconfianza que caracterizaba la época. La CIA, obsesionada con la posibilidad de que la Unión Soviética estuviera desarrollando armas de control mental, se embarcó en una búsqueda desesperada por encontrar métodos para dominar la mente humana.
Para lograr sus objetivos, la CIA recurrió a un arsenal de métodos abominables que incluían la administración de drogas psicodélicas como el LSD y la mescalina, a menudo sin el conocimiento o consentimiento de los sujetos. Estos experimentos inducían a alucinaciones aterradoras, paranoia y despersonalización, dejando a las víctimas en estados psicológicos fragmentados y vulnerables.
Aislamiento sensorial y tortura psicológica
El aislamiento sensorial también fue utilizado como arma en el arsenal de la CIA. Los sujetos eran confinados en celdas oscuras y silenciosas durante largos períodos de privación sensorial, lo que provocaba desorientación, psicosis y un profundo malestar psicológico. La tortura física y psicológica también formaba parte del repertorio del MK-Ultra, infligiendo dolor y sufrimiento físico para doblegar la voluntad de los individuos.
En su afán por controlar la mente humana, la CIA exploró técnicas de lavado de cerebro, utilizando repetición, refuerzo positivo y negativo, y manipulación psicológica para implantar nuevos recuerdos y creencias en sus víctimas. El objetivo era convertirlas en marionetas dóciles, programables para obedecer órdenes sin cuestionamiento.
Lo cierto es que las consecuencias del MK-Ultra fueron devastadoras. Miles de personas, incluidos civiles, militares e incluso niños, fueron víctimas de estos experimentos inhumanos. Muchos de ellos sufrieron daños psicológicos permanentes, incluyendo trastorno de estrés postraumático, depresión, ansiedad y disociación. Algunos incluso murieron como resultado de los experimentos.
El MK-Ultra fue finalmente expuesto al público en la década de 1970, lo que provocó una ola de indignación y un escándalo político de grandes proporciones. La CIA se vio obligada a poner fin al programa y a destruir la mayoría de sus registros, dejando un legado de secretos y preguntas sin respuesta.
De la realidad a la TV
La popular serie de Netflix, «Stranger Things» está parcialmente basada en esta inquietante parte de la historia. En el audiovisual, al igual que en la realidad, el laboratorio de la serie está dirigido por el gobierno y lleva a cabo experimentos secretos en humanos, muchos de ellos niños, con el objetivo de controlar sus mentes y desarrollar habilidades sobrenaturales.
La protagonista de la serie, Eleven, es una niña con poderes psíquicos excepcionales que ha sido criada y entrenada en el Laboratorio Hawkins, y su historia tiene ecos de las víctimas del MK-Ultra.