por: Edgar Pilca
10/05/2025 | 4:00 pm
Cottonbro Studio en Pexels
El fallecido Papa Francisco tomó el timón de una Iglesia católica que luchaba contra la corrupción y las secuelas de los escándalos de abusos sexuales.
Sin embargo, no fue la primera vez que la Iglesia vio envuelta en controversias. La historia revela un pasado papal donde las reglas parecían ser muy diferentes, desde juicios a cadáveres hasta la venta del papado.
A continuación, presentamos ocho papas que dejaron una marca indeleble en los libros de historia, aunque no precisamente por su santidad:
Alejandro VI (1492-1503)
Nacido como Rodrigo Borgia en España, su nombre se convirtió en sinónimo de escándalo. Se dice que compró el papado mediante sobornos, nombró a numerosos parientes para cargos de poder y eliminó a cardenales rivales para apropiarse de sus bienes.
Además, tuvo varios hijos con sus numerosas amantes.
Esteban VI (896-897)
Famoso por su macabra confrontación con su predecesor, el Papa Formoso. Esteban ordenó exhumar el cadáver de Formoso, vestirlo y someterlo a un juicio.
Tras declararlo culpable, mandó que el cuerpo fuera arrastrado por las calles de Roma y arrojado al río Tíber. Ironías del destino, Esteban murió estrangulado poco después.
RDNE Stock project en Pexels
Bonifacio VIII (1294-1303)
Conocido por su habilidad para generar conflictos, Bonifacio VIII se enfrentó a figuras como Dante Alighieri y al poderoso rey de Francia, Felipe IV.
Su bula papal de 1302, que colocaba a los monarcas europeos bajo su autoridad, provocó la ira de Felipe, quien intentó capturarlo. Dante lo inmortalizó en el octavo círculo del infierno en su «Infierno».
Urbano VI (1378-1389)
Su elección desencadenó el Cisma de Occidente, un período en el que hubo hasta tres papas rivales. Urbano VI también fue conocido por su crueldad, ordenando asesinatos brutales de cardenales que conspiraron contra él.
León X (1513-1521)
Miembro de la acaudalada familia Médici, León X disfrutó de un estilo de vida opulento que agotó las finanzas de la Iglesia.
Para recaudar fondos, recurrió a la venta de indulgencias, una práctica que enfureció a Martín Lutero y desencadenó la Reforma Protestante.
EMMANUEL NWABUFO en Pexels
Juan XII (955-964)
Ascendió al papado a la temprana edad de 18 años y, según los relatos históricos, dirigió la Iglesia de una manera escandalosa y licenciosa, asemejando el palacio papal a un burdel. Se dice que murió de un ataque cerebral mientras estaba con la esposa de otro hombre.
Benedicto IX (1032-1044; 1045; 1047-1048)
Descrito por futuros santos como un «demonio del infierno», Benedicto IX ocupó el papado en tres ocasiones distintas. Su primer mandato terminó con su huida de Roma debido a una revuelta.
Llegó a vender el papado a su padrino, pero regresó para reclamarlo en otras dos ocasiones, siendo finalmente expulsado de Roma.
Sergio III (904-911)
Amigo del infame papa Esteban VI, Sergio III también tuvo un reinado turbulento. Llegó al poder en un período de múltiples reclamantes papales y se cree que estuvo involucrado en el asesinato de al menos uno de sus rivales.
Algunos historiadores también lo señalan como el padre del papa Juan XI, fruto de su relación con una noble romana llamada Marozia.
Estos ocho papas nos ofrecen una visión intrigante y a menudo perturbadora de un pasado en el que la fe y el poder se entrelazaban de maneras complejas, dejando lecciones imborrables en la historia de la Iglesia Católica.