por: MarÃa Fernanda Pérez
02/02/2025 | 6:00 pm
Imagen de dominio público obtenida de Wikipedia
Grigori RasputÃn, el monje siberiano que ascendió a los cÃrculos más altos de la corte zarista rusa, sigue siendo una figura envuelta en misterio y fascinación.
A menudo retratado como un charlatán, un seductor y una influencia sobre la familia Romanov, RasputÃn es mucho más complejo de lo que la historia popular sugiere.
¿Quién era realmente RasputÃn?
Más allá de los rumores y las exageraciones, RasputÃn era un hombre profundamente religioso y carismático. Su capacidad para conectar con la gente y ofrecer consuelo espiritual le valió una gran devoción entre aquellos que lo conocÃan.
La relación entre RasputÃn y los Romanov fue una de las claves de su ascenso y posterior caÃda. Su llegada a la corte coincidió con un momento de gran crisis para la familia imperial.
El zarevich Alexis, heredero al trono, sufrÃa de hemofilia, una enfermedad que en aquella época era incurable y mortal. La desesperación de la zarina Alejandra, madre de Alexis, la llevó a buscar cualquier tipo de ayuda, y fue asà como conoció a RasputÃn.
Se dice que RasputÃn tenÃa una capacidad casi sobrenatural para aliviar los sÃntomas del zarevich. Gracias a sus «curas» y a su carisma, se ganó la confianza absoluta de la zarina. Esta estrecha relación le permitió ejercer una influencia considerable en los asuntos de Estado, lo que generó una gran oposición entre la nobleza rusa y el pueblo.
Asimismo, la influencia de RasputÃn en la corte generó una serie de acusaciones y escándalos que minaron la reputación de la familia imperial. Se le acusó de corrupción, injerencia en asuntos militares y de mantener relaciones inapropiadas con miembros de la familia Romanov.
Estas acusaciones, aunque muchas veces exageradas o falsas, contribuyeron a crear una imagen negativa de RasputÃn y a socavar la autoridad del zar Nicolás II.
De este modo, el asesinato de RasputÃn en 1916 no puso fin a la crisis de la monarquÃa rusa. Al contrario, su muerte aceleró la caÃda de los Romanov. La familia imperial, ya debilitada por la guerra y las intrigas palaciegas, quedó aún más expuesta a las crÃticas y a las conspiraciones. Dos años después, la Revolución Rusa pondrÃa fin al reinado de los Romanov y a la vida de toda la familia imperial.