por: Yesimar Gerdler
20/03/2023 | 6:30 pm
Pixabay
Al momento de despegar y aterrizar un avión, el personal de cabina realiza una serie de pasos rutinarios de seguridad, uno de ellos es apagar las luces en el interior. Pero ¿cuál es el motivo?
Hay varios, uno de ellos tiene que ver con «la regla de los 90 segundos», normativa que se remonta a la década de 1920, época en la que no existían estos procedimientos y los accidentes eran mucho más frecuentes.
La «regla de los 90 segundos» incluye un conjunto de normas innovadoras para ese tiempo. Entre ellas, la exigencia, a todas las empresas aeronáuticas que utilicen aviones con una capacidad de 44 personas o más, de realizar una evacuación de emergencia en 90 segundos o menos (incluso si la mitad de las salidas están bloqueadas).
Esto nos lleva a la respuesta de la pregunta inicial, las luces se apagan para permitir a los ojos adaptarse a la oscuridad.
Debido a que la mayoría de los accidentes aéreos ocurren en el despegue y el aterrizaje, apagar las luces tiene el objetivo de «aclimatar» a los pasajeros ante una posible emergencia durante un vuelo, especialmente si es nocturno.
Nuestros ojos pueden tardar entre 10 y 30 minutos en ajustarse completamente a una configuración oscura, lo que significa que atenuar las luces puede ayudar a que los ojos se ajusten previamente a la luz más baja.
Y si es de noche cuando todos deben evacuar repentinamente, esos segundos que tardan los ojos en calibrarse en condiciones de poca luz son fundamentales.