por: Elena Velásquez
09/10/2024 | 7:30 pm
Jim Lynn
Una babosa y una oveja son dos animales completamente diferentes. La primera, pertenece a la familia de los moluscos, mientras que la segunda forma parte de los mamíferos.
Sin embargo, hay una especie de babosa que parece combinar la fisionomía y apariencia de ambos, por lo que popularmente, se le conoce como «oveja marina».
Denominada ‘Costasiella Kuroshimae’, esta minúscula babosa no mide más de 10 mm y fue descubierta frente a las costas de la isla Kuroshima (Japón) en 1993.
Este pequeño molusco gasterópodo tiene una curiosa apariencia puesto que su cara es similar a las de las ovejas, llegando a parecer una especie de caricatura; mientras que el resto de su cuerpo está formado por unos atributos similares a unas «hojitas» alargadas.
Justamente, la apariencia de su cuerpo, que parece estar compuesto por una serie de hojas verdes, se debe a que esta babosa cuenta con la espectacular capacidad de usar los cloroplastos de las algas de las que se alimenta para «realizar la fotosíntesis» y, así, pueden obtener nutrientes de una fuente diferente a la tradicional.
Este proceso, denominado «cleptoplastia» les permite a estas babosas sobrevivir durante largos períodos utilizando la luz solar como única fuente de energía y alimentos.
También es importante resaltar que las protuberancias que tienen en sus cabezas y que, se asemejan a las orejas de las ovejas, son en realidad «rinóforos», es decir, un tipo de «sensores químicos» que muchas babosas marinas utilizan como receptores gustativos para buscar alimento e incluso parejas, pues aunque esta especie es hermafrodita, puede unirse a otro ejemplar para reproducirse.
Hasta la fecha, no se sabe mucho más sobre la ‘Costasiella Kuroshimae’, de hecho, los científicos todavía no han podido determinar el área completa en la que habitan, aunque si se ha podido comprobar que suele encontrar en 2los mares tropicales cerca de Japón, Indonesia y Filipinas».