por: Yorman Sarmiento
30/08/2023 | 10:00 pm
La Vanguardia
Desde hace mucho tiempo se conoce de la existencia de insectos marinos y, aunque son pocos, sí existen; entre estos está la mosca alcalina o mosca de la salmuera capaz de vivir en aguas saladas como las del mar Muerto (Israel, Cisjordania y Jordania) o el lago Mono (California, EE.UU).
De acuerdo con los investigadores del tema, existen centenares de insectos acuáticos, sin embargo, casi todo viven en agua dulce como ríos o lagos, por lo que esta especie es una excepción; además, se conocen otras del género como Halobates: Halobates micans, Halobates sericeus y Halobates flaviventris (zancudos que viven en la superficie de los océanos Pacífico e Índico).
En este sentido, científicos de la Universidad Metropolitana de Tokio (Japón) se han preguntado por qué los insectos son tan extraños en los ambientes marinos o las aguas saladas.
Por lo tanto, se cree que estas especies de animales desarrollaron un mecanismo químico único que les permitió endurecer sus caparazones; se trata de un proceso en el que estos animales utilizan oxígeno molecular y una enzima llamada multicobre oxidasa-2 (MCO2).
Los autores del estudio comentaron que el proceso es efectivo en el medio terrestre, sin embargo, es casi imposible si residen de manera permanente en el agua salada, lo que deja en desventaja a los insectos en ese medio.
En conclusión, los científicos consideran que el MCO2 de los insectos determina que sean básicamente animales terrestres, donde es más sencillo el uso del oxígeno para su formación esquelética; mientras que, el mar es un entorno inhóspito para los insectos por la falta de oxígeno y por la abundancia de organismos que se adaptan de mejor manera, asimismo, creen que el endurecimiento y secado de la cutícula a través de la ruta MCO2 conduce a un biomaterial con el que se protejan y pueden permanecer en el mar.