por: María Fernanda Pérez
15/09/2023 | 10:00 pm
BBC
La forma en que dormimos hoy en día parece ser la más natural y lógica: nos acostamos cuando se hace de noche, dormimos unas ocho horas seguidas y nos levantamos cuando amanece.
Sin embargo, esta no ha sido siempre la forma de dormir de la humanidad. De hecho, hay evidencias de que nuestros antepasados medievales tenían un patrón de sueño muy diferente al nuestro.
Según el historiador Roger Ekirch, autor del libro «Al final del día: la noche en tiempos pasado», la gente en la Edad Media solía dividir su sueño en dos partes, separadas por un período de vigilia de unas dos horas. Este patrón se conoce como sueño segmentado o bifásico, y se basa en el ritmo circadiano natural del cuerpo, que regula los ciclos de sueño y vigilia.
Ekirch encontró más de 500 referencias al sueño segmentado en documentos históricos de diferentes culturas y épocas, desde la antigua Grecia hasta el siglo XIX. Algunos ejemplos son las menciones al «primer sueño» y al «segundo sueño» en obras literarias como Los cuentos de Canterbury de Geoffrey Chaucer o Don Quijote de Miguel de Cervantes.
El historiador explicó que este tiempo se aprovechaba para realizar diversas actividades, como leer, escribir, rezar, meditar, soñar despierto, charlar con los vecinos, incluso tener relaciones o simplemente descansar. Algunas personas también aprovechaban para realizar tareas domésticas o agrícolas, como ordeñar las vacas o recoger leña.
El sueño segmentado tenía algunas ventajas sobre el sueño continuo. Por ejemplo, se cree que favorecía la creatividad, ya que el estado de vigilia entre los dos sueños era propicio para generar ideas e inspiración. También que mejoraba la salud mental, ya que permitía procesar las emociones y los recuerdos del día.