por: María Fernanda Pérez
23/09/2023 | 5:30 pm
BBC
Tartessos fue una de las primeras y más importantes culturas autóctonas de la península Ibérica, que se desarrolló entre los siglos XII y V a.C. en el sur de España.
Su nombre proviene del río Guadalquivir, que antiguamente se llamaba Tartessos, y que era la principal fuente de riqueza y comercio de esta civilización.
Fueron un pueblo avanzado para su época, que supo aprovechar los recursos naturales de su territorio, especialmente los metales como el oro, la plata, el cobre y el estaño.
Estos metales les permitieron establecer contactos comerciales con otros pueblos del Mediterráneo, como los fenicios y los griegos, que les introdujeron tecnologías, productos y animales desconocidos para ellos, como el alfabeto, el vino, el aceite o el caballo.
De este modo, los tartesios también desarrollaron una cultura propia, con una religión politeísta, un arte original y una organización social compleja. Se cree que tenían una monarquía hereditaria, con un rey que ejercía el poder político y religioso. También existía una aristocracia guerrera y una clase sacerdotal, así como comerciantes, artesanos y campesinos.
Además, dejaron testimonios de su cultura en diversos yacimientos arqueológicos repartidos por toda España, como el tesoro de El Carambolo, un conjunto de joyas de oro encontradas cerca de Sevilla; el sitio arqueológico de Cancho Roano, un complejo ceremonial y administrativo situado en Extremadura; o la necrópolis de La Joya, un cementerio con más de 200 tumbas en Huelva.
El misterio detrás
A pesar de estos hallazgos, siguen siendo una civilización misteriosa y enigmática. Su origen es incierto, su escritura no ha sido descifrada y su desaparición es abrupta e inexplicada.
Algunas hipótesis apuntan a que Tartessos fue invadida por los cartagineses, que eran rivales comerciales de los fenicios; otras sugieren que Tartessos sufrió una crisis interna o un cambio climático que afectó a sus recursos naturales.
También ha sido objeto de leyendas y mitos. Algunos autores antiguos la relacionaron con la Atlántida, la ciudad perdida descrita por Platón. Otros la identificaron con Tarsis, el lugar bíblico al que viajó el rey Salomón para obtener oro y otros tesoros.