por: Jonás Rodríguez
03/08/2020 | 9:00 pm
@abc_es
Un grupo de arqueólogos confirmó la existencia de una cavidad natural de 15 metros de diámetro, ubicado a unos ocho metros de profundidad bajo la Pirámide de la Luna, en Teotihuacán, México.
Este descubrimiento, realizado entre los años 2017 y 2018, podría indicar que la construcción de la otrora llamada «ciudad de los dioses» pudo haberse iniciado desde ese punto.
Para alcanzar esta conclusión, especialistas del Instituto Nacional de Antropología e Historia de México (Inah) y el Instituto de Geofísica de la Unam, utilizaron técnicas geofísicas no invasivas para identificar el agujero debajo del edificio, así como túneles aledaños.
Anteriormente, se creía que la construcción de esta ciudad había iniciado en la Pirámide del Sol, sin embargo, después se comprobó que los túneles de esta eran artificiales.
«El hecho de que esta cavidad (localizada en la Pirámide de la Luna) no fuera excavada por los habitantes prehispánicos, como en el caso de los túneles localizados debajo de la Pirámide del Sol y del Templo de la Serpiente Emplumada, ofrece una perspectiva novedosa sobre el origen de la planificación de la metrópoli», explicó la investigadora de la Dirección de Estudios Arqueológicos del Inah, Denisse L. Argote Espino.
Por otra parte, los especialistas indicaron que la boca de esta cavidad está orientada hacia el Cerro Gordo, una montaña de carácter sagrado, lo que podría confirmar su relación simbólica y primordial.
Asimismo, Argote Espino indicó que los análisis sugieren la existencia de dos posibles túneles de entrada en los lados norte y este de la pirámide.
«La importancia de los túneles y cuevas subterráneas en la ideología cósmica y la cultura mesoamericana, en general, y teotihuacana, en lo particular, se ha probado ampliamente en diferentes proyectos de investigación y publicaciones (…) A ellas se suman, en pleno siglo XXI, los estudios a profundidad en la pirámide de la Luna, monumento dedicado a la deidad femenina del agua, la fertilidad, la Luna y, probablemente, la Tierra», concluyeron los investigadores.