por: María Fernanda Pérez
23/07/2024 | 4:30 pm
NY Times
Las costas de Nueva Zelanda, conocidas por ser un punto frecuente de varamientos de cetáceos, han sido testigos de un descubrimiento sin precedentes: un ejemplar de la ballena picuda de Bahamonde (Mesoplodon traversii), la especie más rara del mundo, yacía sin vida en una playa del sur del país a principios del mes de julio.
Con un tamaño de aproximadamente 4,8 metros de largo, un patrón de coloración distintivo y dientes desgastados, este espécimen representa un tesoro invaluable para la comunidad científica.
Es la primera vez que se documenta un individuo de esta especie en estado vivo, lo que la convierte en una oportunidad única para comprender mejor su biología, ecología y estado de conservación.
La ballena picuda de Bahamonde es tan esquiva que, hasta el momento, solo se han encontrado seis cadáveres en todo el mundo.
Su naturaleza escurridiza y el hábitat de aguas profundas en el que habita la han mantenido fuera del alcance de la observación directa, lo que la convierte en una de las criaturas marinas más enigmáticas del planeta.
Es así que, el análisis exhaustivo del espécimen permitirá a los científicos obtener información crucial sobre su fisiología, comportamiento, dieta y posibles amenazas. Estos datos son fundamentales para desarrollar estrategias de conservación y proteger a esta especie tan vulnerable.