por: Yorman Sarmiento
07/04/2024 | 5:00 pm
PRENSALATINA
Según expertos, la disminución de la población mundial podría mejorar el estado del planeta Tierra y el medio ambiente, puesto que habría menos carga sobre los recursos naturales, mientras que la contaminación sería menor.
Por otro lado, especialistas en demografía argumentan que la reducción de la población podría traer problemas a largo plazo y reduciría la producción y el consumo.
En el caso de China, se implementó la política de «un solo hijo» en 1979, con la intención de reducir la tasa de crecimiento poblacional del país.
Sin embargo, esta política tuvo efectos adversos, como un desequilibrio en las familias, puesto que, en muchos casos, los padres preferían un hijo varón que una hembra, por lo que el rechazo siempre estaba presente, hecho que afectaba al infante.
Al respecto, Stephanie Feldstein, directora de población y sostenibilidad en el Centro para la Diversidad Biológica, afirmó que la tasa de natalidad en China ha bajado mucho en los últimos años, como resultado de la política de «un solo hijo», pero que este no ha sido el único factor.
Además, Feldsteinm menciona que una disminución de la población no es una solución mágica para todos los problemas ambientales.
Según investigaciones, la economía también ha tenido un impacto en la decisión de las parejas de tener menos hijos. Cuando hay un crecimiento económico, la gente espera un mejor nivel de vida, y busca llevar una vida más cómoda y con mayores oportunidades.
Esto ha hecho que las parejas prioricen tener un mejor estilo de vida mejor en vez de tener más hijos. Las consecuencias de una baja tasa de natalidad pueden ser ambas, positivas y negativas.
Como consecuencia positiva, se menciona que una baja tasa de natalidad implica un menor impacto en el medio ambiente y el consumo de recursos.
Además, una población menor permite una mayor equidad, ya que hay menos demanda por servicios públicos y oportunidades laborales.