por: Elena Velásquez
09/12/2023 | 5:30 pm
Pixabay - Imagen Referencial
Recientemente, en un cementerio del pueblo de Pien, al norte de Polonia, hallaron restos de un niño y una mujer que, al momento de fallecer, eran considerados «vampiros».
De acuerdo a los arqueólogos que encontraron ambos esqueletos, en las tumbas del infante y la fémina se consiguieron elementos que, hace varios siglos, eran empleados en la zona para evitar que, eventualmente, pudieran levantarse y abandonar sus tumbas para asechar a los vivos.
En este sentido, se supo que el menor «fue enterrado boca abajo con un candado triangular de hierro bajo el pie» para evitar que «resucitara», mientras que la mujer tenía «un candado en la pierna y una hoz alrededor del cuello».
A propósito de esto, el investigador sobre enterramientos medievales en la Universidad Nicolaus Copernicus de la ciudad de Toruń, Dariusz Polinski, afirma que las personas que dieron sepulturas a este niño y a la mujer «tenían miedo del contacto con estas personas» porque «podrían morder, beber sangre».
«Se trata de un cementerio para personas rechazadas, a las que sin duda se temía después de la muerte, y quizá también en vida; personas de las que se sospechaba que tenían contactos con fuerzas impuras, personas que también se comportaban de alguna manera diferente», dijo.