por: María Fernanda Pérez
26/07/2024 | 4:30 pm
El Confidencial
En un avance científico que ha capturado la atención del mundo entero, un equipo internacional de investigadores ha logrado extraer y analizar ADN de alta calidad de un mamut lanudo que vivió hace 52 mil años.
Este descubrimiento, publicado en la revista Cell, representa un hito sin precedentes en la paleogenética y abre nuevas e insospechadas posibilidades para el futuro.
El material genético fue obtenido a partir de una muestra de piel excepcionalmente bien conservada, hallada en el permafrost siberiano.
Gracias a las condiciones extremas de frío y sequedad que imperan en esta región, el ADN del mamut se ha mantenido intacto durante miles de años, permitiendo a los científicos obtener una imagen detallada de su genoma.
Uno de los aspectos más impactantes de este hallazgo es que los investigadores han logrado identificar cromosomas individuales en el ADN del mamut.
Esto significa que, por primera vez, se ha podido observar la estructura tridimensional de los cromosomas en una especie extinta, lo que abre la puerta a la posibilidad de recrearlos en un laboratorio.
Si bien la clonación de un mamut completo aún se encuentra en el ámbito de la ciencia ficción, este descubrimiento representa un paso crucial en esa dirección.
El estudio de los cromosomas del mamut podría proporcionar información valiosa sobre los procesos de desarrollo y diferenciación celular, lo que a su vez podría tener importantes aplicaciones en medicina regenerativa y la lucha contra enfermedades genéticas.
Un viaje al pasado para comprender el presente
Más allá de sus implicaciones para la clonación, el ADN del mamut lanudo también ofrece una oportunidad única para comprender mejor la biología de esta especie extinta y su relación con los elefantes modernos, sus parientes vivos más cercanos.
Al analizar las diferencias genéticas entre ambas especies, los investigadores pueden obtener información valiosa sobre los mecanismos de adaptación que permitieron a los elfantes sobrevivir a las glaciaciones del Pleistoceno, mientras que los mamuts no.
Esta información podría ser crucial para comprender las causas de la extinción masiva que acabó con la megafauna del Pleistoceno y para evaluar el impacto del cambio climático actual sobre la biodiversidad.