por: MarÃa Fernanda Pérez
09/09/2025 | 6:30 pm
@labubumexico
La preocupación por una posible recesión económica en Estados Unidos tomó un giro inesperado, pasando de los análisis de la Reserva Federal a las tendencias virales de TikTok.
En un fenómeno que ha capturado la atención de la Generación Z, todo, desde la compra de un juguete coleccionable hasta el regreso de los jeans de corte bajo, se ha convertido en un supuesto «indicador de recesión».
Este enfoque moderno y a menudo irónico para predecir una desaceleración económica se aleja de los indicadores tradicionales como el PIB, la tasa de desempleo o la curva de rendimiento de los bonos del Tesoro.
En su lugar, los usuarios de redes sociales han desenterrado y creado sus propios barómetros económicos, a menudo basándose en teorÃas históricas o en observaciones culturales populares.
El concepto de utilizar el consumo de bienes de lujo o de uso diario para medir el estado de la economÃa no es nuevo. Uno de los más famosos es el Ãndice de pintalabios (Lipstick Index), una teorÃa no oficial acuñada por Leonard Lauder, presidente de Estée Lauder, durante la recesión de 2001.
La teorÃa sostiene que, durante las crisis económicas, las ventas de cosméticos y otros pequeños lujos aumentan, ya que los consumidores, incapaces de permitirse grandes compras, se inclinan por «pequeños caprichos» que les hacen sentir bien.
Otro indicador que ha resurgido es el Ãndice del dobladillo (Hemline Index). Esta teorÃa, propuesta por primera vez en la década de 1920, sugiere que la longitud de las faldas está inversamente relacionada con el estado de la economÃa: durante los perÃodos de auge, las faldas son más cortas, mientras que en las recesiones, las faldas se vuelven más largas.
Pese a todo esto, los economistas advierten que estos «indicadores» de las redes sociales carecen de fundamento cientÃfico. La correlación no implica causalidad, y el regreso de una moda o el éxito de un juguete podrÃa deberse a muchos otros factores, como ciclos de tendencias, campañas de marketing o simples cambios en los gustos de los consumidores.