por: Edgar Pilca
30/04/2025 | 5:30 pm
Sherman Trotz en Pexels
Masticar chicle puede liberar cientos o miles de microplásticos en la saliva que se ingiere, según un estudio de la Sociedad Química Americana en San Diego, California.
Los científicos estiman que los humanos consumen decenas de miles de microplásticos cada año a través de alimentos, bebidas, envases de plástico, recubrimientos y procesos de producción o fabricación. Sin embargo, el chicle como posible fuente de microplásticos no se había estudiado ampliamente, a pesar de su popularidad mundial.
Por ello, dos estudiantes de postgrado de la referida universidad querían identificar cuántos microplásticos podría ingerir una persona al masticar chicles naturales y sintéticos. La investigación reveló que, en promedio, se liberaron 100 microplásticos por gramo de chicle.
«Nuestra hipótesis inicial era que las gomas sintéticas tendrían muchos más microplásticos porque la base es un tipo de plástico», dijo uno de los investigadores.
Los investigadores probaron cinco marcas de chicle sintético y cinco de chicle natural, todas disponibles comercialmente. En el laboratorio, la persona masticó el chicle durante 4 minutos, produciendo muestras de saliva cada 30 segundos, y luego se enjuagó la boca con agua limpia.
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En otro experimento, se recogieron muestras de saliva cada 20 minutos para observar la tasa de liberación de microplásticos de cada chicle. Posteriormente, los investigadores midieron la cantidad de microplásticos presentes en cada muestra de saliva.
Como resultado, encontraron un promedio de 100 microplásticos liberados por gramo de chicle, aunque algunos chicles individuales liberaron hasta 600 microplásticos por gramo.
Un chicle típico pesa entre 2 y 6 gramos, lo que significa que un chicle grande podría liberar hasta 3000 partículas de plástico.
La mayoría de los microplásticos se desprendieron del chicle en los primeros dos minutos de masticarlo. Sin embargo, el estudio refiere que no se liberaron debido a la descomposición de las enzimas de la saliva.
Investigaciones anteriores estiman que un individuo consume entre 39.000 y 52.000 partículas de microplásticos al año.
Los microplásticos están en todas partes y los humanos pueden estar expuestos a ellos a través de bebidas, alimentos, envases de plástico, tablas de cortar, esponjas, revestimientos de productos y el proceso de fabricación de artículos.