por: Jonás Rodríguez
10/12/2020 | 5:00 pm
Pixabay
Un estudio realizado por investigadores internacionales detectó que la molécula IL-17a (interleucina-17a), identificada como enlace entre el sistema inmunológico y la mente, podría causar síntomas parecidos a los de la depresión para enfrentar las infecciones.
Para alcanzar estas conclusiones, los especialistas analizaron el impacto de estos agentes en el comportamiento de ratones. Durante el proyecto, los expertos compararon las respuestas de ratones que no producían la IL-17a y roedores que sí.
En este sentido, los científicos sometieron a los animales a pruebas rutinarias de memoria, comportamiento, búsqueda de alimento y ansiedad.
Según los datos preliminares, las criaturas tuvieron el mismo desempeño en todos los exámenes, excepto en los que midieron los niveles de estrés.
En dichas pruebas, los ratones que carecían de células T gamma-delta (molécula inmune que produce la IL-17a) tenían más posibilidades de explorar áreas abiertas, hecho que los científicos interpretaron como un «signo de reducción de la ansiedad».
Ante el resultado, lo expertos investigaron cómo este agente afecta la señal de las neuronas al cerebro y detectaron receptores de IL-17a en un tipo de célula nerviosa estimulante llamada «neurona glutamatérgica».
Además, para determinar el papel de esta molécula inmune en el eje intestino-cerebro (conexión entre las células intestinales y el comportamiento humano), lo especialistas inyectaron a los roedores con lipopolisacárido, la cual es una toxina que produce bacterias y genera una fuerte reacción inmunológica.
Las conclusiones de este experimento detectaron un incremento en la producción de la IL-17a, mientras que si se trataba el animal con antibióticos, la fabricación disminuía.
De acuerdo con los investigadores, los datos de este trabajo sugieren que el sistema inmunológico ha evolucionado para combatir las infecciones y para ajustar el comportamiento individual con el fin de resguardarse durante la debilidad.
Por último, se detalló que, actualmente, los expertos están investigando cómo las células T gamma-delta pueden detectar la presencia de bacterias en otras zonas del cuerpo y si la molécula IL-17a se relaciona directamente con el desarrollo del autismo.