por: María Fernanda Pérez
19/02/2024 | 5:30 pm
Termómetro Nacional
Las bacterias Escherichia coli y Salmonella enterica, presentes en el pollo, están desarrollando resistencia a los antibióticos, hecho que representa una grave amenaza para la salud pública mundial.
De acuerdo al análisis hecho en 10 criaderos y mataderos de pollos comerciales en China, las bacterias pueden “evolucionar genéticamente para desarrollar resistencia a los antimicrobianos” (entre los cuales se cuentan los antibióticos), esto tras compartir información genética, conocida como “elementos genéticos móviles.”
¿Cómo se genera la resistencia?
Los criaderos de pollos industriales son un caldo de cultivo para la resistencia a los antibióticos. En estas instalaciones, donde miles de animales viven en espacios reducidos, las enfermedades son frecuentes.
Para combatirlas, se administran antibióticos de forma preventiva y masiva, a menudo sin la supervisión adecuada de un veterinario.
Esta práctica, lejos de ser efectiva a largo plazo, está creando un escenario donde las bacterias «aprenden» a sobrevivir a los antibióticos. Las bacterias más fuertes se multiplican y transmiten su resistencia a las nuevas generaciones, creando una población bacteriana cada vez más resistente a los tratamientos tradicionales.
«Este intercambio de elementos genéticos móviles relacionados con la resistencia a los antimicrobianos de Eschericia coli y Salmonella enterica no se ha identificado previamente, pero podría estar ocurriendo a gran escala en entornos similares a las granjas que estudiamos», reveló Tania Dottorini, coautora del estudio.
De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS), la RAM bacteriana causó aproximadamente 1,27 millones de muertes en todo el mundo en 2019 (según los datos más recientes de la OMS), y contribuyó a otras 4,95 millones de muertes ese mismo año. A su juicio, esto se debió al «mal uso y uso excesivo» de antimicrobianos en humanos, animales y plantas.
Es oportuno mencionar que, la resistencia a los antimicrobianos es una de las mayores amenazas para la salud pública del siglo XXI.
Las infecciones que antes se podían tratar fácilmente con antibióticos ahora pueden volverse incurables, aumentando el riesgo de complicaciones graves e incluso la muerte.