por: Jonás Rodríguez
29/11/2022 | 7:00 pm
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Según datos especializados, la conjuntivitis o el ojo rojo es una de las «emergencias» más comunes en la oftalmología pediátrica, puesto que su sintomatología asusta a los representantes.
En este sentido, los expertos explican que la misma representa la dilatación de los capilares de la esclerótica (parte blanca del ojo, a causa de una irritación.
Además de la coloración roja, la afección podría estar acompañada de otros síntomas como ardor, picazón, secreción ocular, hinchazón de los párpados o discapacidad visual, entre otras.
No obstante, los especialistas señalan que no se trata de una condición grave y que en ocasiones también es resultado de frutarse los ojos con mucha fuerza.
Adicionalmente, comentaron que la principal causa de conjuntivitis en infantes es la inflamación de la conjuntiva, la cual se puede dar por algún tipo de infección o por la colonización de un virus o una bacteria. Depende del caso, se adopta un tratamiento.
La afección por daño bacteriano, la más frecuente, se caracteriza por presentar secreción mucoso-purulenta, sensación de arena en el ojo, ardor lagrimeo y fotofobia (hipersensibilidad a la luz).
Por su parte, la conjuntivitis por origen viral incluye enrojecimiento marcado del ojo, ardor, fotofobia, lagrimeo y, en ocasiones, aparición de ojeras.
Además, puede producirse a cusa de fototraumatismos, es decir, cuando el ojo está expuesto de forma prolongada y desprotegida a los rayos ultravioleta.
Entre otras causas, figura la inflamación ocular, la cual se puede propiciarse por diversos motivos, algunos de ellos clínicos.
Con respecto a este último punto, existe la inflación del ojo asociada a la artritis idiopática juvenil, la cual es una enfermedad autoinmune que se caracteriza por enrojecer el globo ocular.
También existe la blefaritis, afección que se basa en la inflamación de los anexos oculares (pestañas y párpados), lo que puede culminar en conjuntivitis.
En la actualidad, también existen factores como el cansancio y el uso de mascarillas, los cuales también pueden generar la enfermedad de ojo rojo.
Los expertos recomiendan priorizar el lavado de la cara e incluso, en caso de ser necesario, el uso de sustitutos de lagrimas para hidratar, proteger y nutrir el biofilm lagrimal.