por: Yesimar Gerdler
17/07/2019 | 9:00 pm
Pixabay
El constante avance de la tecnología ha favorecido numerosas áreas, especialmente la medicina. Sin embargo, la humanidad no siempre contó con algunas técnicas que son comunes hoy en día.
Por ejemplo, para diagnosticar un embarazo, los galenos de la antigüedad recurrían a métodos bastante creativos, por no decir un poco locos.
Según el escrito antiguo «Papyrus The Lahun», cuyo origen se remonta al año 1850 A.C., una mujer estaba embarazada si al sujetarles los dedos y apretarles los brazos, el rostro se les torna verde o sienten en sus manos el latido de las venas.
A continuación te presentamos algunas de estas técnicas poco ortodoxas:
Prueba de la cebolla
Este método consistía en picar un trozo de este bulbo y dejarlo durante toda una noche en la vagina de la mujer, si al día siguiente este conservaba su sabor original la paciente estaba embarazada.
Otras fuentes dicen que si la mujer amanecía con aliento a cebolla se consideraba que no estaba encinta, mientras que por el contrario, si despertaba con su aliento sin este olor, sí lo estaba, ya que de cierta forma el feto »no dejaba pasar el olor de la cebolla hasta la boca de la madre».
La prueba de la rana
Para este experimento se inyectaba orina de la paciente bajo la piel de una rana, luego se esperaban algunas horas y si la ovulación del anfibio se estimulaba y esta empezaba a poner sus huevos se creía que la mujer estaba embarazada.
Este método también se usaba con los conejos, en cuyo caso también se inyectaba una dosis de orina diaria por cinco días en un ejemplar no muy desarrollado.
Una vez culminado ese periodo se mataba al animal y lo abrían para descubrir si a este se le había desarrollado alguna masa o protuberancia en los ovarios, si esto pasaba significaba que la mujer efectivamente estaba en gestación.