por: Yorman Sarmiento
18/02/2024 | 8:30 am
El País
Este domingo, 18 de febrero, se conmemoran 460 años del fallecimiento del italiano Michelangelo Buonarroti, conocido en español como Miguel Ángel.
El reconocido artista nació el 06 de marzo de 1475 en Caprese, una villa de la Toscana cerca de Arezzo, sus padres fueron Ludovico di Leonardo Buonarroti di Simoni y Francesca di Neri del Miniato di Siena.
La infancia de Miguel Ángel transcurrió en compañía de su papá y hermanos, puesto que su madre murió cuando apenas tenía seis años de edad.
Con el paso de los años, su padre le obligó a estudiar gramática en Florencia, lugar donde tuvo como mentor a Franceso da Urbino, sin embargo, el joven deseaba ser artista, un hecho que le hizo mantener muchas discusiones con su progenitor, debido a que este oficio era muy poco reconocido para la fecha.
No obstante, el futuro artista continuó con su firme decisión y logró convencerlo para que le permitiera comenzar sus estudios en esa área; una pasión que, según Miguel Ángel, heredó de su nodriza, al punto de comentar que “juntamente con la leche de mi nodriza mamé también las escarpas y los martillos con los cuales después he esculpido mis figuras”.
A pesar de las diferencias con su padre, siempre mantuvo muy buenas relaciones con sus demás familiares y cuando su hermano decidió convertirse en monje dominico, fue el momento para hacerse cargo del hogar, así que tuvo que cuidar del patrimonio, el cual amplió con la adquisición de casas y terrenos.
Miguel Ángel mostró sus habilidades artísticas para la escultura desde muy temprana edad, materia en la que comenzó a sobresalir.
Cuando tenía 12 años de edad formó parte del taller de los famosos Ghirlandaio (Domenico y Davide); una oportunidad única para el reciente artista, por lo que su familia y los Ghirlandaio establecieron un contrato de estudios que duraría tres años.
En este taller permaneció como aprendiz por un año, posteriormente comenzó a sentir interés por el jardín de San Marcos de los Médicis, así que luego de un tiempo ingresó para estudiar las esculturas antiguas.
Las obras de Miguel Ángel comenzaron a reconocerse porque plasmaba en ellas una especial atención por la belleza humana y la sensualidad, sin embargo, los últimos años de su vida transcurrieron realizando labores de arquitectura, por lo que pudo dirigir la construcción de las obras de la Biblioteca Laurenziana de Florencia y, en Roma, la remodelación de la plaza del Capitolio.
Asimismo, la capilla Sforza de Santa María Mayor, la culminación del palacio Farnese y, sobre todo, la finalización de la basílica de San Pedro del Vaticano, original de Donato d’Angelo Bramante y que no pudo concluir, por lo que Ángel se dedicó a este proyecto en el que trabajó para crear espacios que englobaran elementos de alto impacto.
Miguel Ángel murió en 1564 a los 88 años de edad, acompañado por su secretario Daniele da Volterra y por su amigo Tommaso Cavalieri.