por: Inés Reyes
04/09/2017 | 9:40 am
AP
La experiencia con el huracán Katrina en el 2005 le puede servir a las autoridades para aprender cómo reconstruir a Texas tras el paso del huracán Harvey.
En ese entonces las autoridades debieron enfrentar dilemas en torno a qué reconstruir, dónde alojar a los damnificados y cómo restaurar la seguridad en las calles. Se hizo obvio que los responsables a nivel local y federal no estaban preparados para enfrentar un cataclismo de esa magnitud.
Algunos políticos dudaban que Nueva Orleáns pudiera recuperar de semejante azote. Los que estaban en el poder en ese entonces sufrieron un golpe irreparable a su reputación, entre ellos el presidente George W. Bush, la gobernadora Kathleen Blanco y el alcalde Ray Nagin.
Nagin ganó la reelección en el 2006 pero dejó el cargo cuatro años después con escasos índices de popularidad.
Hoy en día, el alcalde Mitch Landrieu y los partidarios de la metrópoli señalan a los logros alcanzados: nuevas escuelas, nuevos edificios públicos, nuevas empresas y un vibrante sector turístico.
Pero el camino fue largo y difícil, y los desafíos no han desaparecido, especialmente con la infraestructura, pues es evidente el desgasto del sistema de suministro de agua, las redes de desagües y las plantas generadoras de electricidad.
En medio de las recriminaciones colectivas y las investigaciones iniciadas, la realidad es que hubo muchos culpables del sufrimiento de Nueva Orleáns después de Katrina.
Nagin, actualmente encarcelado por hecho de corrupción que tuvieron lugar antes y después de la tormenta, fue criticado por no pedir la evacuación de la ciudad sino menos de un día antes de la llegada de la tormenta.
Muchos policías de Nueva Orleáns mostraron gran heroísmo en el rescate de víctimas de Katrina, pero en medio del caos otros protagonizaron una conducta inapropiada que perjudicó gravemente la seguridad pública.
Katrina destruyó unas 134.000 viviendas y apartamentos en Nueva Orleáns. La solución más rápida fue enviar casas portátiles a la zona, con lo que 114.000 personas consiguieron albergue.