por: Redacción
15/07/2017 | 9:15 am
Archivo
Hace aproximadamente unos 80 años una mujer de nombre Lilly Cassirer, dio a los nazis un cuadro de «Camille Pissarro» de un valor incalculable.
Este cuadro era perteneciente a su familia, pero lo entrego a cambio de asegurar su salida de Alemania durante el Holocausto, los herederos de esta mujer han intentado recuperar este cuadro desde hace unos 20 años.
En Estados Unidos, la Corte de Apelaciones del 9no Circuito reconoció recientemente el derecho que tiene la familia a presentar ante este tribunal sus alegatos.
En los cuales deben explicar el por qué el Museo Thyssen-Bornemisza ubicado en España debe regresar el cuadro, que ha sido una de las piezas centrales de su colección valorada en 2.000 millones de dólares desde 1993.
El abogado de la familia, David Boies, expreso sobre la decisión del tribunal de revocar un fallo del año 2015, que había desestimado la demanda, que «fue un resultado muy, muy bueno».
Y agregó que “envió un mensaje muy fuerte de que ni siquiera las instituciones públicas pueden tomar posesión con mala fe de posesiones robadas y después de algún modo obtener su titularidad con el paso del tiempo”.
Mientras tanto Thaddeus J. Stauber, quien es el abogado del museo sigue confiando en que terminará ganando el caso añadiendo que el museo adquirió la pieza de muy buena fé.
Pero el tribunal de apelaciones también indicó que el museo no ha expresado que no supiera que pintura era robada cuando se la compraron al barón Hans-Heinrich Thyssen-Bornemisza, quien es uno de los herederos del gigante alemán del acero Thyssen y uno de los coleccionistas de arte más destacados del siglo XX.
La pintura es un óleo impresionista creado por Pissarro en 1897 cuando vivía en París y lleva por nombre “Rue Saint-Honoré por la tarde. Efecto de lluvia”.
El suegro de Lilly Cassirer la compro directamente al marchante de este artista y luego se las dejo a ella y a su esposo al momento de fallecer.
Ambos lados se encuentran de acuerdo en lo que ocurrió, lo cual llevó a Lilly a vender la pintura para obtener visas de salida para ella, su esposo y su nieto Claude Cassirer en 1939.
Debido a que se creía desaparecido el gobierno de Alemania pagó a Lilly la cantidad de 13.000 dólares como una indemnización en el año de 1958.
En el año 1999 un amigo del nieto de Cassirer, quien había huido de Alemania con ella, observo una foto de este cuadro en un catálogo y se coloco en contacto con el catálogo para luego enterarse que se encontraba en un museo en Madrid-España.
El museo Thyssen-Bornemisza logró comprar el cuadro en 1976 por 275.000 dólares a un galerista de Nueva York y el mismo se había vendido varias veces entre coleccionistas estadounidenses antes de eso.