por: MarÃa Fernanda Pérez
21/10/2025 | 9:30 am
Foto de Mika Baumeister en Unsplash
Un robo de pelÃcula en el Museo del Louvre este domingo, el más significativo desde la desaparición de la Mona Lisa en 1911, puso en entredicho la seguridad de las instituciones culturales francesas. Una banda de ladrones «profesionales» irrumpió en la GalerÃa Apolo en un golpe relámpago, llevándose un botÃn de incalculable valor histórico y cultural: ocho valiosas joyas de la corona francesa.
De este modo, el ministro del Interior, Laurent Nuñez, calificó a la banda como altamente profesional, destacando su descarada simplicidad y eficacia. El asalto, que duró apenas siete minutos, se ejecutó con un modus operandi audaz: los criminales estacionaron un camión con una escalera extensible en la calle, subieron al segundo piso e ingresaron a la galerÃa forzando una ventana con una cortadora de disco.
El objetivo principal de los ladrones fue el remanente de las joyas de la corona francesa, la mayorÃa de las cuales datan del siglo XIX, ligadas a las familias imperiales de Napoleón y Napoleón III. Los ocho objetos sustraÃdos incluyen diademas, collares, pendientes y broches que pertenecieron a figuras históricas como la emperatriz MarÃa Luisa, la reina Hortensia de Holanda, la reina MarÃa Amelia y, notablemente, la emperatriz Eugenia, esposa de Napoleón III.
Aunque los delincuentes intentaron llevarse una corona de la emperatriz Eugenia, esta fue recuperada con daños cerca del museo tras ser aparentemente abandonada en la huida.
El debate sobre la seguridad y la «falla» estatal
AsÃ, el suceso ha provocado una profunda autocrÃtica en el Gobierno. La ministra de Cultura, Rachida Dati, culpó a «cuarenta años de abandono sobre la cuestión de la seguridad» en el Louvre. Se reveló que un informe del Tribunal de Cuentas lamentaba la baja inversión en seguridad, con solo 138 cámaras instaladas en los últimos cinco años, dejando a solo un tercio de las salas equipadas.
El ministro de Justicia, Gérald Darmanin, fue más directo al reconocer: «Lo que es seguro es que hemos fallado», al permitir que los delincuentes ejecutaran un plan tan sencillo con un valor en juego «incalculable».
Los expertos señalan que las joyas son el blanco preferido de las bandas criminales, a diferencia de las pinturas famosas, porque pueden «convertirse en dinero en efectivo». Las coronas y diademas pueden romperse fácilmente y venderse por partes, o incluso sus diamantes ser cortados, generando una ganancia considerable a pesar de perder su valor histórico original.
Mientras el Ministerio de Cultura asegura que las alarmas funcionaron y que se impidió que los ladrones incendiaran su vehÃculo de escape, el Louvre permaneció cerrado por segundo dÃa consecutivo, y el Gobierno francés ha ordenado una directiva para que se refuerce la seguridad en museos e instalaciones culturales en todo el paÃs.