por: Yorman Sarmiento
19/04/2025 | 11:30 am
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En México, las personas trans enfrentan situaciones complejas para acceder a sus tratamientos, las cuales derivan en barreras económicas e institucionales.
A pesar de las reformas legales en 22 de las 32 entidades, los problemas aumentan, por lo que muchos se deben automedicar o usar métodos con los que arriesgan su vida.
En este sentido, la activista Victoria Morales dijo que hace una década, las trans debían sobrepasar obstáculos durante todo el proceso de transición en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), donde se encontró con desinformación y estigmatización.
“Estaba solicitando un acompañamiento hormonal a través de un endocrinólogo y me mandaron a hacer pruebas de VIH, que sí corresponde, pero principalmente fue el estigma, posterior a eso me pusieron (diagnóstico de) ‘transexualidad crónica’, pero no hay ese término”, destaca la acompañante de mujeres trans.
De igual manera, la activista acotó que luego de dos años de constatar la falta de protocolos y un acompañamiento deficiente, decidió realizar su transición en el sector privado, aunque se generaron gastos de hasta 3.500 pesos mensuales (unos 170 dólares) por cerca de nueve años.
Debido a la falta de acceso a tratamientos formales, la mayoría debe recurrir a la automedicación y hormonización para modificar y dar volumen a ciertas áreas del cuerpo.
Es así como se inyectan biopolímeros o sustancias no reguladas baratas desde aceite de bebé hasta aceites usados en aviones.
“Ellas solas se inducen a entrar hasta un litro o dos litros de cadera, de pechos y tarde que temprano el tejido empieza a ser necrosado. Y cuando caen en la enfermedad, caen en el sector público que no tiene estos protocolos adecuados de cómo atender y algunas de ellas mueren”, agregó la activista.