por: Elena Velásquez
09/09/2022 | 2:51 pm
AP
La tarde de este viernes, 09 de septiembre, desde el Palacio de Buckingham en Londres, el rey Carlos III del Reino Unido, ofreció su primer discurso televisado a la nación.
En un emotivo mensaje recordó a la difunta Isabel II no solo como monarca, sino también como madre; destacando sus virtudes y hazañas diarias, que la llevaron a convertirse en una mujer admirada por su familia, su pueblo y el resto del mundo.
“Su Majestad la reina, mi amada madre, fue una inspiración y un ejemplo para mí y mi familia (…) La deuda que tenemos con nuestra madre es la mayor que una familia nunca podría llegar a tener, por su amor, cariño, guía y ejemplo”, expresó.
Asimismo, resaltó el fiel servicio de Isabel II a su nación, haciendo énfasis en que, a pesar de los cambios que se produjeron en el tiempo y las vicisitudes que debió enfrentar durante su reinado, “su dedicación y devoción como soberana nunca vacilaron”.
En este sentido, el nuevo soberano se mostró orgulloso por los “talentos, tradiciones y logros” que han conseguido los “territorios reales”, así como por los principios por lo que se rige el Estado; por lo que se comprometió a seguir cumpliendo con sus deberes reales.
“Nuestros valores se han mantenido y deben seguir constantes (…) El papel y los deberes de la monarquía también permanecen, así como la relación particular y la responsabilidad con la Iglesia de Inglaterra, en la que tan enraizada está mi fe (…) Como hizo la reina con una devoción inquebrantable, yo también prometo, durante el tiempo que Dios me dé, ser fiel a los principios constitucionales que están en el corazón de nuestra nación”, dijo.
Por otra parte, el Rey señaló que asumir sus nuevas responsabilidades también implica un gran cambio para su familia. Por ello, aseguró que su esposa, Camila, nueva reina consorte, sabrá “estar a la altura de las demandas de su nuevo puesto”; mientras que su hijo y heredero, William, en compañía de su esposa Catherine, “continuarán inspirando y liderando nuestras conversaciones como país” como los nuevos Príncipe y Princesa de Gales.
Cabe recordar que Carlos III será proclamado este sábado, 10 de septiembre, en horas de la mañana en el Consejo de Ascensión, en los Apartamentos de Estado del palacio de Saint James, en Londres.
La Proclamación Principal será leída por el Rey de Armas Principal de la Jarretera, a las 11:00 am (hora local) desde el balcón con vista al Friary Court, y posteriormente se leerá una segunda proclamación en el Royal Exchange, al mediodía. Luego, el documento oficial será firmado por diversos funcionarios de altos cargos del reino.
Pasadas 24 horas, el Consejo de Ascenso y el Consejo Privado se reunirán con el monarca para escuchar su “declaración”; la cual es una tradición que se ha mantenido desde el siglo XVIII y que consiste en hacer “un juramento para conservar la Iglesia de Escocia”.
Una vez realizado este acto, Carlos III recibirá una fanfarria de trompetas y desde mencionado balcón del palacio de St James, el funcionario que ostenta el título de Rey de Armas Principal de la Jarretera, proclamará públicamente a Carlos III como el nuevo monarca del Reino Unido.
Inmediatamente, tal funcionario pronunciará las palabras: “Dios salve al rey”, las cuales reemplazarán al “Dios salve a la reina” cuando suenen las notas del himno británico. Se dispararán salvas desde Hyde Park, la Torre de Londres y diversos buques navales; y se leerá la proclamación de Carlos III en Edimburgo, Cardiff y Belfast (capitales respectivas de Escocia, Gales e Irlanda del Norte).
Sin embargo, aunque entre la proclamación y la declaración hay solo un día de diferencia, el tiempo a esperar para la ceremonia de coronación es más prolongado, por lo que se desconoce cuánto tiempo pasará antes de ello.
Para este evento real, que se celebrará en la abadía de Westminster, el arzobispo de Canterbury oficiará una ceremonia en la que se escuchará música especial, se leerán oraciones y el rey Carlos III será ungido con aceite de naranja, rosas y canela, para recibir la corona de San Eduardo (que data de 1661), además del orbe y el cetro monárquico.