por: María Fernanda Pérez
02/09/2025 | 8:30 pm
Foto de Nikhita Singhal en Unsplash
«Ay, qué noche tan preciosa» o, como se tituló originalmente, «Cumpleaños Feliz», es el himno nacional del cumpleaños en Venezuela, una melodía que ha trascendido sus fronteras gracias a la diáspora.
Creada en 1953 por el compositor y cantante Luis Cruz (1930-2012) como un encargo para el cumpleaños de la novia de un amigo, la pieza se convirtió en un pilar cultural del país.
Luis Cruz inicialmente se sentía frustrado por las modificaciones y el humor que se le agregaban a su composición. Sin embargo, con el tiempo, llegó a reconocer que «esa canción a mí no me pertenece.
Esa canción ya es de este país», según recuerda su sobrino, el actor Carlos Cruz. Este sentimiento es compartido por su hijo, David Cruz, quien cuenta que «mucha gente cree que la canción tiene 200 años».
Un viaje musical de Los Chorros al mundo
La canción fue interpretada por primera vez en la sala de una casa en la urbanización Los Chorros de Caracas. Aunque se grabaron versiones, el verdadero éxito llegó en 1964 cuando el cantante Emilio Arvelo, conocido como «la nueva voz de Venezuela», la incluyó en su disco.
A pesar de que la discográfica Discomoda se opuso inicialmente, Arvelo insistió, y «Ay, qué noche tan preciosa» se convirtió en el único éxito de ese álbum. Las ventas del disco de 45 revoluciones se dispararon, consolidando la canción en la cultura popular. El legado de ambos artistas sigue vivo en cada celebración.
Con la masiva migración de la última década, la canción ha cruzado el mundo. Se escucha en Madrid, Miami, Santiago de Chile y Buenos Aires, donde el periodista Carlos Eduardo relata cómo la nostalgia lo invade al escucharla.
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«Es un momento que me produce nostalgia», comenta.
Para muchos venezolanos, la canción se ha convertido en un «pedazo de Venezuela que está recorriendo el mundo», como lo describe el abogado especialista en derechos de autor, Manuel Mirabal.
El debate sobre los derechos de autor
A pesar de su éxito mundial y de las millones de reproducciones en plataformas digitales, la familia de Luis Cruz no recibe ingresos por la canción.
La ley de derechos de autor en Venezuela establece que la protección dura 60 años después de la muerte del creador, pero, según David Cruz, «la canción la usa todo el mundo y no percibimos absolutamente nada».
El problema radica, según Mirabal, en que la Sociedad de autores y compositores de Venezuela (Sacven), que recibe el dinero de plataformas como YouTube y Spotify, «no los reparte ni da reportes transparentes de lo que está sucediendo».
Sacven se defiende, alegando que la plataforma Latinautor no cancela los derechos de manera recurrente. Mientras tanto, el legado de Cruz y Arvelo persiste, y la canción sigue sonando en radio, televisión, y en los hogares venezolanos, incluso en videollamadas, un nuevo ritual para las celebraciones a la distancia.