por: Elena Velásquez
16/10/2022 | 7:00 pm
Pixabay - Imagen Referencial
En la región montañosa de Edom, en Jordania, oculta entre un angosto valle al este del Aravá, se levanta la antigua ciudad de Petra.
Esculpida directamente en las rocas, esta urbe tallada por los edomitas en el siglo VIII a.C., pasó a la historia como la antiquísima capital del reino nabateo (siglo VI a. C), quienes la llamaban “Raqmu”.
Aunque este enclave gozó de un gran esplendor durante el mandato de los nabateos, debido a que era atravesada por rutas comerciales; arqueólogos afirman que los habitantes de este paraje vivían en jaimas, puesto que los edificios hallados son, en su mayoría, tumbas que datan del siglo III a.C.
De hecho, datos históricos del reinado de los nabateos la definen como “la ciudad para el día de mañana”, lo que refuerza la creencia de que se usaba como ciudad funeraria.
Sin embargo, en algún punto del siglo IV a.C, la localidad jordana se convirtió en un próspero enclave para el descanso de viajeros que transitaban las rutas comerciales que confluían ante ella, pero con el paso del tiempo, la zona se vio azotada por terremotos y los pasajes de comercio fueron cambiados; así que su auge se extinguió en siglo VI d.C., la localidad fue abandonada por sus moradores y Petra quedó en el olvido durante cientos de años.
No fue sino hasta el siglo XIX que la ciudad fue redescubierta por el suizo Jean Louis Burckhardt, pero debido a la cantidad de inundaciones, sismos y tormentas de arena, se cree que todavía hoy solo el 20% del sitio es visitable, mientras que el otro 80% permanece oculto, a la espera de ser desenterrado con las excavaciones que se llevan a cabo.
Entre los sitios que se deben visitar en esta espectacular urbe tallada, que forma parte de la lista de Patrimonio de la Humanidad desde 1985 y de las nuevas siete maravillas del mundo moderno desde 2007; se cuentan el teatro (reformado por los romanos en el siglo I), los relieves del Siq (que se aprecian en el cañón que protege el lugar), el Altar de los Sacrificios, El Monasterio y El Tesoro (ambos monumentos).