por: Elena Velásquez
07/05/2024 | 6:00 pm
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Actualmente la mayoría de los métodos anticonceptivos aceptados clínicamente, en líneas generales, son sumamente efectivos, pero en la antigüedad, la mayoría de las prácticas para evitar embarazos no consistían más que en el uso de brebajes y preparados extraños, así como creencias sin sentido que, obviamente, no tenían el efecto deseado.
Según datos históricos, culturas como la egipcia, la griega y la china, dedicaron tiempo al desarrollo y estudio de mecanismos para impedir la fecundación, aunque la mayoría de estos resultaron ser un fraude y, en algunos casos, un verdadero peligro para la salud de las mujeres.
En la Antigua Grecia se creía que las mujeres que no desearan tener hijos debían saltar y estornudar después del acto sexual, debido a que supuestamente, de esa forma se evitaba que el esperma entrara al útero.
Otra de las más extrañas creencias sobre la anticoncepción que data de esta época provino de Sorano de Éfeso, un médico heleno que recomendaba a las féminas que recogieran el agua con el que se enfriaba el hierro recién forjado, para beberlo justo después del coito.
Por su parte, los egipcios son considerados la primera civilización en utilizar métodos de barrera a fin de evitar embarazos, siendo el más conocido el de los excrementos de cocodrilo con miel; una mezcla pastosa y un poco tiesa, que las mujeres introducían en su vagina antes de la relación sexual para impedir el paso del semen una vez que el hombre eyaculara.
En China, durante los años 900 a.C., los médicos recomendaban que después de mantener relaciones sexuales, las mujeres comieran 16 renacuajos fritos en mercurio; sin embargo, la supuesta «efectividad» de este método se debía a que el preparado resultaba ser un veneno que, además de dañar órganos internos, dejaba estériles a las mujeres y, en los peores casos, acababa con su vida.
Durante la Edad Media, a pesar del oscurantismo que prevaleció en la época, se registró el primer antecedente de uno de los métodos anticonceptivos más usados del momento: el condón; en aquel tiempo, los hombres utilizaban intestinos de animales, previamente remojados en leche caliente, para mantener relaciones sexuales sin riesgo de que el esperma llegara hasta el útero de la mujer.
Afortunadamente, esta práctica resultó ser bastante efectiva, pero existía el riesgo de una infección si el intestino no se lavaba adecuadamente, de forma que todo el material fecal del animal del que procedía fuera eliminado.
Siglos más tarde se continuaban manteniendo en práctica algunos métodos ineficaces en diversas partes del mundo, como es el caso de Canadá, donde se creía que la mezcla de testículos de castor y alcohol servía para evitar los embarazos; o el caso de la Coca-Cola, que en los años 60 se consideró, erróneamente, que poseía propiedades anticonceptivas.