por: MarÃa Fernanda Pérez
28/10/2025 | 9:30 pm
Foto de Erika Fletcher en Unsplash
El sentido común dicta que hacemos favores a quienes apreciamos. Sin embargo, el Efecto Benjamin Franklin desafÃa esta lógica, sugiriendo que la relación es inversa: nos caen bien aquellas personas a las que hemos favorecido. Este fenómeno psicológico describe un cambio en nuestra percepción hacia alguien, incluso si inicialmente nos era indiferente o nos desagradaba, simplemente por haber actuado amablemente con él o ella.
Este efecto toma su nombre del ingenioso truco del Padre Fundador de EE. UU. Benjamin Franklin, quien, en lugar de intentar congraciarse con un rival polÃtico pidiéndole perdón o un favor, le pidió prestado un libro raro. Este acto de solicitar ayuda, y el posterior agradecimiento de Franklin, transformó la animosidad del oponente en una amistad duradera. Franklin demostró asà su máxima: «Es más probable que te haga otro favor alguien que ya te ha hecho uno previo que no uno que te lo debe a ti».
La explicación a este comportamiento contraintuitivo reside en la disonancia cognitiva, la incomodidad mental que surge al mantener dos ideas o comportamientos conflictivos. Cuando una persona hace un favor a alguien que le desagrada, su mente entra en una dicotomÃa:
De esta manera, la necesidad de coherencia interna prevalece, forzando a la percepción a alinearse con el acto realizado. El resultado es que la acción (hacer el favor) termina moldeando el sentimiento (agrado).