por: Edgar Pilca
09/05/2024 | 6:00 pm
El Español
En el corazón de la exuberante selva amazónica, donde la naturaleza despliega su majestuosidad sin límites, se esconde un tesoro exótico: el copoazú.
Esta fruta fascinante, conocida como el «cacao blanco», cautiva con su sabor único y sus propiedades beneficiosas para la salud, convirtiéndola en un regalo de la naturaleza.
Un gigante de la selva
El copoazú, cuyo nombre científico es Theobroma grandiflorum, es pariente cercano del cacao. A diferencia de su primo más conocido, ostenta un tamaño colosal.
Sus frutos, que pueden llegar a pesar hasta 5 kg, están adornados con una corteza marrón oscura que esconde en su interior una pulpa blanca cremosa.
Sabor y aroma
Al abrir un copoazú, una explosión de aromas invade los sentidos. Su fragancia cítrica, mezclada con notas de chocolate y caramelo, despierta la curiosidad y prepara el paladar para una experiencia sensorial sin igual.
Según turistas, la pulpa, de textura suave y sedosa, ofrece un sabor ácido y dulce a la vez, con toques florales y un final refrescante.
Un manjar
Los pueblos indígenas del estado Amazonas (Venezuela) han venerado al copoazú desde tiempos inmemoriales, considerándolo un fruto sagrado.
Su pulpa fresca se consume directamente, como si fuera una fruta, o se transforma en deliciosos jugos, batidos y postres. Las semillas, por su parte, se tuestan y muelen para obtener un polvo similar al cacao, perfecto para preparar bebidas aromáticas.
Tesoro para la salud
Más allá de su exquisito sabor, el copoazú guarda en su interior un tesoro de propiedades beneficiosas para la salud. Es rico en fibra, vitamina C, potasio, hierro y magnesio, nutrientes esenciales para el buen funcionamiento del organismo.
Además, se le atribuyen propiedades antioxidantes, antiinflamatorias y antibacterianas, y algunos estudios sugieren que su consumo puede ayudar a reducir el colesterol, mejorar la salud cardiovascular y fortalecer el sistema inmunológico.
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