por: Josmeily Yzquiel
10/11/2022 | 9:00 pm
Gustavo Mirabal Castro
Pegaso era el caballo alado de los dioses. Esta mitología surgió en el antiguo mundo griego pero, al igual que ellos, los romanos usaban esta mitología para explicar el mundo que les rodeaba y responder así a sus dioses del Olimpo.
Según los diversos escritos antiguos, Pegaso era hijo de Poseidón, nacido en el mar y fruto de las corrientes. Otros dicen que nació en la tierra, fruto de la sangre derramada por Medusa cuando Perseo le cortó la cabeza.
La combinación de estas dos historias cuenta que Crisaor y su hermano, el caballo alado Pegaso, no nacieron hasta que Perseo decapitó a Medusa: dos gotas de sangre derramadas de ella cayeron muy cerca del mar teniendo contacto con el agua.
Este caballo de enorme manto blanco y alas para poder volar era indomable, pero Belerofonte consiguió hacerlo y a su vez logró matar a la Quimera a lomos de Perseo. Luego de este acto quiso llevarlo al Olimpo, pero su ambición no fue de agrado para Zeus, el cual lo castigó mandando un mosquito que clavó su aguijón en Pegaso.
El caballo lastimado provocó que su jinete perdiera el equilibrio y se precipitase al vacío quedando inválido para el resto de su vida y vagando hasta la eternidad.
Por su parte, Pegaso logró volar libre y se remontó hacia el cielo donde fue querido por los dioses griegos y así Zeus lo inmortalizó como una constelación para que fuera eterno.
Esta mitología del caballo alado está presente en la literatura, en el arte clásico y hasta en el cine. Se dice que inspiró otras historias con equinos extraordinarios como por ejemplo la de Rocinante, el caballo de El Quijote; Babieca, el equino del Cid; Bucéfalo, el caballo de Alejandro Magno; o la creación del Caballo de Troya.