Heredó de su abuelo Emiliano, el talento prodigioso para tocar acordeón, y de su papá Francisco, su gran voz. Desafortunadamente también heredó de ellos, la extraña habilidad de meterse en problemas por culpa de las mujeres. Desde que tiene uso de razón, el acordeón y ellas, han sido motivo de alegrías, pero también de inmensas penas.