por: Inés Reyes
12/01/2018 | 5:55 pm
AP
El viaje del Papa Francisco a Chile y Perú debía poner de relieve los padecimientos de los pueblos indígenas y los problemas que encara el ecosistema de la Amazonia.
Sin embargo, estos temas están pasando a segundo plano ante el malestar en torno a la débil respuesta de la Iglesia católica a las denuncias de abusos sexuales de los curas en esas dos naciones y la agitación política en Perú.
En la víspera del viaje, vándalos tiraron bombas de incendio en tres iglesias de Santiago y advirtieron en un panfleto que “la próxima bomba será en tu sotana”.
Esto fue una amenaza sin precedentes contra el Papa, quien podría ser blanco de las primeras protestas que le hacen durante un viaje al exterior.
El Vaticano, aceptó incluir a Chile en la gira papal a sabiendas de que la iglesia local había perdido mucha de la autoridad moral que se ganó durante la dictadura de Augusto Pinochet, en la cual condenó los abusos a los derechos humanos cuando ninguna otra institución se atrevía a hacerlo.
Ahora, la Iglesia es marginada tras ser criticada por estar fuera de tono con la juventud secular y se cuestiona su manejo de un sonado caso de un cura pedófilo.
En Perú, Francisco esperaba resaltar la necesidad de proteger la Amazonia y sus pueblos nativos.
No obstante, encontrará un clima de agitación con un Presidente quien a duras penas evitó un juicio político y que se ve envuelto en un escándalo de corrupción.