por: Inés Reyes
20/04/2018 | 1:01 pm
AP
Miguel Díaz-Canel, convertido en el sucesor de Raúl Castro en la presidencia de Cuba, era un funcionario que andaba en bicicleta saludando a los vecinos y se encargó de dirigir a su provincia, relataron varias fuentes.
Díaz-Canel quien tiene una biografía oficial escueta en detalles personales y profesionales, durante su primer discurso como Mandatario prometió servir a los intereses del pueblo y continuar con el legado de la revolución socialista iniciada hace casi seis décadas por los hermanos Fidel y Raúl Castro.
El funcionario caminó a lo largo de una cuadra, de la mano de su esposa, mientras saludaba a las personas que se le acercaban.
“Aquí estamos construyendo una relación de gobierno y pueblo”, dijo durante la inusual aparición pública ante las cámaras para votar por el parlamento.
Díaz-Canel, de 57 años, es la primera persona en tomar la máxima dirección que no se apellide Castro desde que triunfó la revolución en 1959.
Además, deberá enfrentarse a una economía estancada, una infraestructura en decadencia, la hostilidad de Estados Unidos que no levantó el embargo, ni las sanciones contra la isla y las críticas a un modelo de control estatal con salarios bajos en el marco de un congelamiento de la iniciativa privada.
Graduado de ingeniero electrónico de la Universidad de Villa Clara en 1982, realizó su servicio militar obligatorio hasta 1985. Luego en 1987, se incorporó a la Unión de Jóvenes Comunistas y empezó a trabajar como profesor mientras viajaba a Nicaragua como parte de una delegación de apoyo al sandinismo.
En aquellos tiempos le gustaban los Beatles -estigmatizados por la revolución como representantes de la decadencia capitalista- y el teatro.
En 1994, fue designado primer secretario del PCC en Villa Clara y rápidamente se ganó una reputación de funcionario trabajador con un estilo modesto y que los vecinos recuerdan como el primero de su rango en no mudarse a una vivienda más grande.
Para 1996, en medio de una dura crisis económica derivada de la caída de la Unión Soviética que estremeció a las familias cubanas y las agobió con carencias, Díaz-Canel ya era padre de dos hijos del matrimonio con la estomatóloga Marta Villanueva, su novia de años.
La vivienda hoy pintada de amarillo y rojo, perteneció a la familia de su mujer antes de que ésta, divorciada, se mudara con los niños a La Habana.
Para 2012 se convirtió en Vicepresidente y meses después con las elecciones en primer Vicepresidente, pero en paralelo se volvió renuente a la prensa, su agenda se hizo protocolar y no se lo vio más en las calles o en los medios de comunicación.
Según diplomáticos y analistas, la transformación de su estilo obedeció a la lógica de la historia reciente del liderazgo del país, en la que la generación revolucionaria sacó de carrera a los más jóvenes acusándolos de no ser lo suficientemente leales al proceso.
El propio Raúl Castro reconoció este jueves al dejar en sus manos el poder que Díaz-Canel, quien expresó que «fue uno de una docena de jóvenes que la generación histórica trató de formar como sucesores sin éxito».