por: MarÃa Fernanda Pérez
27/04/2025 | 4:00 pm
Foto: https://www.soldelsurtenerife.com/
En lo profundo de la Gran Sabana venezolana, donde la selva se fusiona con las nubes, se alza el tepuy Sarisariñama, un bastión de roca y misterio.
En su cima se abren los agujeros de Sarisariñama, cavidades gigantescas que desafÃan la imaginación y resguardan secretos milenarios.
Estas depresiones circulares, de hasta 350 metros de profundidad, son ventanas a un mundo perdido. Sus paredes verticales, infranqueables para la mayorÃa de las criaturas, han creado un aislamiento perfecto, permitiendo la evolución de especies únicas, algunas de las cuales no existen en ningún otro lugar del planeta.
La más impresionante de estas simas es la Humboldt, una cavidad de 502 metros de diámetro, suficiente para albergar un edificio de 140 pisos.
Foto: Karen Brewer
Su forma acampanada y sus paredes rocosas, casi desprovistas de vegetación, contrastan con la exuberante selva que reina en su fondo, un vergel de vida endémica.
Aunque el acceso terrestre es casi imposible, algunos aventureros tienen la oportunidad de admirar este prodigio natural desde el aire. Excursiones en avioneta o helicóptero ofrecen una vista panorámica de las simas, revelando su magnitud y belleza.
Los agujeros de Sarisariñama son mucho más que formaciones geológicas; son cápsulas del tiempo, refugios de vida y testigos de la historia de nuestro planeta. Su conservación es crucial para preservar este legado único para las futuras generaciones.