por: Jonás Rodríguez
18/02/2021 | 9:30 am
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Este jueves, 18 de febrero, se conmemoran 457 años de la muerte del arquitecto, escultor y pintor italiano, Michelangelo Buonarroti, conocido en español como Miguel Ángel.
Ángel nació en Florencia, Italia, el 06 de marzo de 1475. Fue el segundo hijo del matrimonio entre Ludovico di Leonardo Buonarroti di Simoni y Francesca di Neri del Miniato di Siena.
A los 12 años, inspirado por su pasión hacia el arte, convenció a su padre para que le dejase seguir su deseo artístico y fue inscrito en el taller de los famosos hermanos Ghirlandaio, Domenico y Davide, donde recibió formación durante un año.
Luego, de la mano del escultor italiano, Bertoldo di Giovanni, empezó a visitar el jardín de San Marcos de la familia Médici, donde se interesó por las obras que reposaban allí.
Sus primeros pasos artísticos despertaron el interés del estadista italiano, Lorenzo el Magnífico (o Lorenzo de Médici), quién apoyó la obra de Miguel Ángel hasta fallecer.
Luego de la muerte de Lorenzo, en 1492, el escultor abandonó Florencia y se instaló en Bolonia hasta 1494; posteriormente, dos años después, se trasladó a Roma.
Fue en la capital italiana donde Ángel alcanzó su auge como artista de primera línea. Durante sus primeros años allí, ejecutó obras como «Bacco» (1496), «Piedad del Vaticano» (1498), «Tondo Pitti»(1503), «La batalla de Cascina» (1503), «David» (1504), entre otras.
En 1505, el Papa Julio II le encargó realizar su monumento fúnebre, obra que entusiasmó al artista, pero que, después de varios inconvenientes y pausas, no concluyó. Luego, tres años más tarde aceptó dirigir la decoración de la bóveda de la Capilla Sixtina, cuyos frescos tardó cuatro años en terminar.
Varios años después, en 1516, el pintor fue contactado por el Papa León X para encargarse de realizar la fachada de la Basílica de San Lorenzo de Florencia, sin embargo, se vio obligado a abandonar el proyecto en 1520. Durante la década, Ángel se mantuvo trabajando en Florencia.
Luego de varios conflictos políticos, el artista regresó a Roma en 1534 donde acepto trabajar, por encargo del Sumo Pontífice, Clemente VII; en el altar de la Capilla Sixtina, lugar en el que realizó, entre 1536 y 1541, su afamado «Juicio Final».
Además, en ese periodo retomó los trabajos de la tumba de Julio II, donde elaboró obras hasta 1550, y supervisó la construcción de la Basílica de San Pedro.
Durante sus últimos años de vida, el escultor se dedicó sobre todo a trabajos de arquitectura. De esta época, donde dirigió varias construcciones, destacan esculturas de su autoría como «La Piedad Palestrina» (1555) o «La Piedad Rondanini» (1564).
Miguel Ángel falleció en 18 de febrero de 1564 en Roma, a los 88 años, y sus restos fueron trasladados a Florencia, donde se sepultaron.